El artículo de hoy es cortito, pero dicen que si bueno y breve, dos veces bueno. Y este promete ser bueno y muy, muy interesante. O por lo menos a mí me pareció una historia digna de contar cuando descubrí cómo eran los domingos de Hong Kong.
Pero vamos por pasos. Todo empezó en 2019 -especifico el año porque con esto del covid, hay muchas cosas que probablemente hayan dejado de hacerse, aunque espero que no sea el caso de esta bonita costumbre-, cuando fui de viaje a Hong Kong, uno de los países más caros y con más inmigración del mundo. (Aun así, he encontrado vídeos de 2015 donde ya se practicaba lo que os voy a mostrar en este artículo).
Curiosamente, de los 7,5 millones de habitantes de Hong Kong, casi un 40% son inmigrantes, y más del 60% de todos estos inmigrantes son mujeres (1,8 millones). Estos números no dejan de crecer, sobre todo por la cantidad de inmigrantes que llegan de China, Indonesia y Filipinas.
¿Y por qué te cuento todo esto?
De inmigración va la cosa
Creo que ha quedado claro que en Hong Kong hay mucha gente de todos lados. Aunque el dato más relevante de todo esto es que muchas de las personas que van allí a trabajar -concretamente las mujeres- lo hacen como asistentas del hogar.
El objetivo es poder enviar dinero a sus familias y, como trabajan limpiando, cocinando y cuidando niños en un lugar donde los alquileres son prohibitivos, suelen vivir en las mismas casas en las que trabajan, como internas.
Y ahora voy a la chica: ¿por qué es tooooodo este rollo relevante?
Viva los atípicos y familiares domingos
Para los filipinos, la familia es algo muy importante, pero cuando emigran se encuentran con que 1) su familia se ha quedado en el país de origen y 2) los familiares y amigos que han emigrado con ellos, trabajan y por tanto viven en otras casas.
Como este tipo de trabajadores solo tienen libres los domingos, ese es el día que se juntan para poder pasar el día en familia. Igual que hacemos aquí con los domingos en casa de la abuela comiendo cocido o croquetas.
Sin embargo, y aquí viene lo interesante, es que como no tienen una casa propia como tal, no pueden permitirse un gran gasto en ir a un restaurante -recordemos que lo que ganan va para su familia-. Además, al vivir cada uno en una punta de la ciudad, quedan en el centro de Hong Kong para pasar el domingo.
Pero vamos a ver, ¿y esto que tiene de interesante? Adjunto fotos:
¿Y ahora qué hacemos?
Cuando digo que quedan en el centro, es literal. TODAS las calles del centro de la ciudad son invadidas por cajas de cartón y familias enteras que se sientan a pasar allí TODO EL DOMINGO. Desde las 8-9 de la mañana hasta la madrugada prácticamente, puedes ver cómo viven las familias filipinas. Y digo viven porque, aunque estén en la calle, hacen exactamente las mismas actividades que harían en el salón de su casa. Solo que mejor, porque juro que tienen una fiesta montada, que es una alegría y una envidia verles. Algunas de mis favoritas son:
- Sacar tuppers y comer todos en familia a modo de picnic.
- Echarse la siesta después de comer.
- Cantar con pequeños karaokes que han traído con ellos.
- Jugar interminables partidas de cartas.
- Bailar zumba o dar clase de pilates.
- Reírse como locos mientras hablan a la velocidad del rayo y se cuentan miles de anécdotas.
Si bien es una lástima que no puedan organizar estas reuniones familiares en una casa como estamos acostumbrados a hacer nosotros, me parece bonito poder pasar un día viendo como público cómo miles de familias se juntan y ríen mientras disfrutan de su compañía.
Y tú ¿qué opinas?