Puede que ya hayas escuchado hablar de esta tribu, porque suele ser una de las tribus a las que más imágenes le han sacado fotógrafos durante su estancia en África. Pero, más allá de su faceta de modelo, los himbas tienen tradiciones culturales muy interesantes, además de una especial: su canto.
Algo de contexto sobre los himbas
Himba es el nombre de una etnia situada en la región de Kunene al norte de Namibia. Etimológicamente significa “mendigo” y, a pesar de ciertas persecuciones que han sufrido por parte de los occidentales, han intentado mantener sus culturas durante SIGLOS. Sí, has leído bien, siglos.
Y es que, aunque no adquirieron su nombre hasta principios del siglo XX, tras una rebelión frente a las fuerzas alemanas, sus tradiciones provienen de otras etnias como los hereros o los bantúes que ocuparon esas tierras en el siglo XVI.
La belleza y el culto al cuerpo
El cuerpo y su forma de vestir y cuidar su cabello han sido factores claves para que los occidentales pusieran el ojo (y el visor de la cámara) en esta etnia situada en la antigua Kaokoland.
Desde pequeños, tanto niños como niñas utilizan su cabello como una simbología de la etapa de su vida en la que están. De hecho, se realizan todo tipo de ceremonias para marcar estos cambios.
El blog de Ratpanat nos explica que “cuando son niñas se peinan con dos trenzas que dividen su cabeza. En el momento de convertirse en mujeres y buscar marido, se hacen un peinado/tocado realizado en pieles curtidas. Algunas pueden lucir en su cabello el ohumba, un ornamento muy valioso para ellas que es una concha de mar.”
Es interesante que este ornamento sea muy valioso para ellas, pero es que parte de su tradición prohíbe el lujo, excepto el culto al cuerpo. Utilizan polvo, grasa animal, ocre u otros productos que aplican sobre su piel y cabello para dotarlo de ese tono rojizo que les caracteriza. De hecho, son conocidos como “el pueblo rojo” por este aspecto.
Los occidentales la han designado como la “tribu más bella de África” debido a este trabajo sobre su cuerpo, al que además de adornos y materiales primarios, podemos encontrar el uso de sombreros o trenzas para resaltar su belleza.
Poder y religión. La cima de la sociedad himba.
Los himbas son una tribu monoteísta. Su dios se llama “Ndjambi”, aunque no verás normalmente a un miembro nombrando a su dios porque para ellos es algo demasiado santo y sagrado. Es el que ha conseguido crear todo, desde los animales, hasta los ríos y, por supuesto, al hombre.
A pesar de que comparten dios con otras zonas de Camerún o el Congo, han cambiado un poco la tradición con respecto a sus antecesores, y es que para los himbas no es necesario la realización de ningún mal, puesto que dios es un ser que está en el cielo y no se enoja ni castiga a nadie.
Teniendo esto en cuenta, para ellos hay dos cosas sagradas y son el ganado y el fuego. Siempre tiene que haber un fuego encendido en la casa del jefe de la tribu, el cual, junto con los hombres son los “jefes del poder político”. En cambio, el poder del ganado es de las mujeres, como garantía de prosperidad. Aunque el poder recaiga sobre las mujeres, son los hombres los encargados de la salud del ganado y ordenar a los animales del corral y es el jefe de la tribu quien debe autorizar que se alimente el ganado.
Himbas: Matrimonios con hijos.
En cuanto a las relaciones, los himbas son polígamos. Un hombre puede tener varias mujeres al mismo tiempo, las cuales vivirán en diferentes casas. Digamos que la casa es el centro de la familia, estaría formado por la mujer, los hijos y el padre el cual puede coincidir con el padre de otro núcleo familiar con mujer e hijos.
Las casas están hechas de barro, estiércol de vaca y ramas. La mujer, siendo la encargada de la familia, también es la encargada de arreglar la casa o repararla en el que caso de ser necesario. Además, la mujer es la encargada de la alimentación de la familia, centrada en carne, leche y trigo.
El día del casamiento, los hombre deben colocarse un ondumbu (un gorro de cuero) con el que anunciarán su condición de casado. A partir de ese momento, el gorro no se puede mover, al igual que su peinado porque sería signo de mal agüero. ¡Imagínate! Toda tu vida con el mismo gorro, el cual te lo colocan cuando eres adolescente.
Finalmente, llega el momento de la dote de la novia. Esta vendrá fijada en torno a la cantidad de ganado que tiene. Los animales serán sacrificados para poder llevar a cabo este tipo de rituales.
Las reses son sacrificadas en los ritos ya sean matrimoniales, de iniciación o ceremonias funerarias. Rituales que no se podrían llevar a cabo sin el sacrificio de las mismas. Es algo completamente obligatorio.
¿Cuál es el futuro de los himbas?
Nos hemos adentrado un poco en la cultura de los himbas, hemos pasado por su status de poder, su religión e incluso su culto al cuerpo, pero, sabiendo cómo está evolucionando el mundo, ¿tienen un futuro esta sociedad?
Pues siento decirte que hay dos motivos fundamentales que hacen que esta tribu tenga problemas importantes para seguir: la presencia de occidentales y el embalse de Epupa.
Si es que somos lo peor… País que vemos, país que parece que queremos destruir o queremos adaptar a nuestras costumbres. Aunque los himbas han tenido varias guerras y colonizaciones, o incluso intentos genocidas, no se esperaban la llegada de turistas a Namibia.
Esta presencia ha ocasionado que les hayan dado dulces y gominolas, y les hayan ocasionado caries y otros problemas bucodentales. Además, un elemento que no conocían, el alcohol, ha llegado a sus vidas convirtiéndolos en dependientes de ello. No eran conocidos como una tribu que demandaba muchos lujos o pedía en exceso, pero el alcohol se ha convertido en la droga que no paran de pedir a los turistas.
No solo ha sido la presencia de turistas uno de los peores puntos de los himbas, sino que a finales de 2007, anunciaron la construcción de una presa que inundará 380 kilómetros alrededor del río donde los himbas viven, cazan y entierran a sus muertos.
La entrada del dinero y del alcohol, así como la destrucción de parte de su territorio, prevé un futuro desastroso para esta etnia.
Epílogo: No me olvido del canto de las himbas
Las mujeres himba crean una canción para su hijo antes de nacer, que le acompañará a lo largo de su vida como símbolo de su identidad. La madre se sienta debajo de un árbol y espera a que le inspire una canción, cuando ya ha conseguido que le salga la melodía, vuelve a casa y le enseña la canción al que será el padre de su hijo.
La madre será también la encargada de enseñarle la canción a las comadronas y las ancianas de la aldea, de modo que cuando nazca el niño o la niña, las personas de su alrededor le canten al niño para darle la bienvenida al mundo.
En la etapa adolescente, se enseña la canción a los demás miembros de la tribu. Si el niño se cae o se hace daño alguien lo recoge y le canta su canción, o si hace algo extraordinario o pasa a través de los ritos de la pubertad, a continuación como una manera de honrar a esta persona la gente de la tribu canta su canción.
Si el niño comete una falta que está en contra de las normas sociales Himba, los miembros de la tribu le llaman al centro de la aldea, la comunidad formará un círculo alrededor de él y a continuación le cantan su canción. El objetivo es que recupere su identidad y que recuerde quien es.
Y por último, cuando el niño ya es anciano y está a punto de morir, todos los miembros de la aldea que conocen su canción vienen y cantan por última vez la canción de esa persona.
¿No es precioso? Que te regalen una canción para toda la vida que te recuerde quién eres. ¡Me parece increíble! Bueno, yo me voy a marchar, que tengo que seguir investigando sobre tribus en Namibia y a ver si mi madre me crea una canción que aún estoy a tiempo.