Hace poco vi la película La Isla de las Rosas. La historia de cómo un ingeniero italiano construye en los años 60 una isla artificial a 11.000 km de la costa italiana. Sin ánimo de hacer spoilers (tienes la peli en Netflix), este lugar tuvo tanto éxito que su creador la declaró una micronación. ¿Y qué es exactamente una micronación? Bueno, digamos que son lugares que alguien ha decidido proclamarlo nación -no reconocida por Gobiernos oficiales-.
Lo más interesante es que hay muchas más micronaciones de las que nos pensamos, a cada cual con una historia más loca e interesante. Hoy te comparto algunas de mis favoritas, ¡aunque hay muchísimas más!
Gloriosa República popular de A1
Es de las más recientes: 2008. Y fue creada por unos estudiantes australianos, en Melbourne, para un trabajo académico. En sus orígenes contaba con 49 habitantes, ahora son unos 81. Imagino que metieron a toda la gente de clase, porque la media de edad de sus habitantes es de 23,1 años.
Curiosidad: para ser considerada más en serio, empezó a llevar a cabo diferentes actividades como ejercicios militares y meetings del gobierno, y tiene 2 idiomas oficiales: el inglés australiano y el indonesio.
La micronación de Akhzivland
Este estado independiente tiene 2 habitantes y sus orígenes se remontan a 1970. ¿Hay sólo 2 habitantes porque han ido desapareciendo los demás? No, es porque esta micronación está compuesta por los 2 habitantes que había una casa que el Gobierno israelí trató de desalojar -con todo el derecho del mundo, ya que vivía como okupa-. Al final encontró una buena forma de quedarse en su casa.
Curiosidad: hoy en día es una atracción turística anunciada por el Ministerio de Turismo de Israel, ya que Eli Avivi, el fundador, construyó hasta un museo. No sólo tiene bandera, sino que también cuenta con escudo e himno.
Ciudad libre de Christiania, la ciudad sin ley
Una de las micronaciones más famosas del mundo. Está en Dinamarca y es una comuna hippie (de 1971) en una antigua base militar que cuenta con 1.000 habitantes. Gracias al acuerdo entre estos dos estados (Christiania paga al gobierno danés), este lugar no tiene que seguir las leyes europeas ni danesas, así como que no se pagan impuestos.
Curiosidad: está mal visto hablar por el móvil, pero no pasa nada por comprar o vender drogas. De hecho, su calle principal se llama “La calle de los camellos” (Pusher Street).
Nova Roma, un pueblo amish virtual
¿Conoces los pueblos amish? Pues este sitio se encarga de llevar un estilo de vida parecido, solo que anclado en la cultura, la religión y el comercio del Imperio romano. Son 1.200 habitantes y llevan haciendo esto desde 1998. Eso sí, todo lo hacen a través de internet, por lo que es una micronación ¡online! No tiene mucho sentido, pero en el mundo tiene que haber de todo.
Curiosidad: es sorprendente lo activa que es esta nación. Tienen hasta elecciones y cualquiera puede solicitar convertirse en ciudadano. Te dejo la información aquí por si decides tener una segunda nacionalidad para tener descuentos en artículos oficiales y acceder a ritos y rituales de la Religio Romana.
Reino Encantador: un tutorial para crear tu propia micronación
Hablando de naciones en internet, aquí va otra de mis favoritas: una nación creada por el programa de la BBC “How to start Your Own Country”. Básicamente hicieron una especie de tutorial en directo sobre cómo crear tu nación. Imaginad lo fans que son algunos de la BBC, que esta nación en línea cuenta con 60.000 “habitantes” desde 2005.
Curiosidad: La serie con la que nació esta nación (llamada Lovely, en inglés) consta de 6 capítulos. Su día nacional es el Lovely Day, el 2 de septiembre, y tiene un lema latino que significa “Que tengas un buen día” (Die dulci freure).
Reino de Redonda, una micronación convertida en editorial
Los hay que crean naciones por la anécdota, otros que lo hacen por sus ideales, otros para poder saltarse las leyes… En este caso, el motivo fue mucho más poético: un autor victoriano de ciencia ficción decidió que en 1865 esta isla del Caribe debía ser considerada micronación. Así porque sí, sin que nadie viva en ella.
Curiosidad: existe una editorial creada con este nombre en honor a este estado. Además, al ser una isla dedicada al arte, el rey de dicho lugar concede ducados a escritores y cineastas que él considera. Personalidades como Mario Vargas Llorsa, Umberto Eco, Ray Bradbury o Almodóvar son duques de esta micronación.
Dominio de Melquisedec
Esta isla en medio del Pacífico con 50 habitantes intentó imitar el modelo de las Islas Caimán, pero no le salió ni la mitad de bien. Los fundadores (1990) fueron declarados culpables de fraude bancario a gran escala (algo así como unos 500 millones de dólares). Con tal pufo, normal que no te libres ni con una micronación.
Curiosidad: el fundador, Mark Logan, creó esta micronación el mismo año que fue liberado de prisión. Sólo estuvo fuera un año.
Reino del Otro Mundo
Para todos aquellos con gustos más alternativos, esta nación de la República Checa lleva, desde 1996, siendo un centro comercial del BDSM ubicado en un palacete del siglo XVI. Costó 2M de euros su construcción y cuenta con moneda propia, pasaporte, policía, tribunal, bandera e himno. No se lo han montado nada mal estos checos.
Curiosidad: para ser ciudadano en este matriarcado del BDSM tienes que tener, como requisito indispensable, al menos un hombre esclavo (considerados animales de granja). El palacio tiene sala de banquetes, biblioteca, salón de trono, cámara de tortuta, gimnasio y mazmorras.
El objetivo de este estado es: conseguir el mayor número de criaturas masculinas bajo el dominio ilimitado de la Suprema Mujer sobre tanto territorio como sea posible.
Reino Gay y Lésbico de las Islas del Mar del Coral
Parece ser que a los australianos les encanta crear micronaciones. En este caso, en 2004, 183 personas se unieron a esta nación creada como protesta política por un grupo de activistas de los derechos de los homosexuales. El origen fue la protesta por la prohibición de los matrimonios homosexuales.
Curiosidad: a pesar de la cantidad de gente que se considera ciudadana de esta micronación, nadie habita en las islas del Mar del Coral donde está asentada. Con todo y con eso, tienen su propio sello y viven de la pesca, el turismo y la filatelia. Aquí tienes su web.
Oh, se me olvidaba, todos los gays y lesbianas pueden ser automáticamente considerados ciudadanos de este reino por derecho propio. Y no tienen que pegar nada para ser ciudadano, pues ya han pagado con sangre a lo largo de la historia.
Como te he dicho al principio, todavía hay muchas más micronaciones desperdigadas por el mundo con historias igual de increíbles que estas, pero vamos poco a poco. Quién sabe, quizás algún día termino pidiendo nacionalidad en alguna de ellas. Y tú, ¿a cuál te irías a vivir?